Bajo una carpa en el desierto saudita, Ziad Al-Labban muestra con orgullo su proyecto para el mayor proveedor de petróleo del mundo; y se parece a una tienda de Ikea.
Al-Labban ha pasado su carrera ayudando a la petrolera estatal Saudi Aramco a cubrir aproximadamente el 10% de la demanda mundial de crudo, pero en este momento de lo único que quiere hablar es de todos los productos petroquímicos utilizados en la moderna casa que ha replicado en Sadara, el nuevo y amplio complejo de 20.000 millones de dólares que dirige en el centro industrial de Jubail.
El colchón en el dormitorio, los platos en la cocina, incluso el Chevrolet Caprice en el camino de entrada; está demasiado excitado demorándose en la amplia gama de productos potenciados con sus productos químicos como para notar el calor sofocante. Con 46°C, el calor es más intenso que en la mayoría de los lugares.
«¿Ves ese televisor de plasma?», pregunta Al-Labban con entusiasmo, señalando el centro de entretenimiento en la sala de estar modelo. «Vamos a producir el recubrimiento químico que va en la pantalla».
Al-Labban ya ha dirigido anteriormente unidades de Aramco, incluso en Estados Unidos, pero ésta no se parece a ninguna otra. Sadara, un emprendimiento con Dow Chemical, tiene motivos para inscribir «¡Innovadora!» en su sitio web. La finalización de la planta es clave para los esfuerzos del reino destinados a diversificar la economía, desarrollar nuevas industrias y crear empleos para millones de jóvenes. Es la planta más grande en su tipo jamás construida en una sola fase, cuyo montaje requirió más de 60.000 trabajadores durante cinco años.
El papel de Aramco
Faltan apenas semanas para alcanzar la producción máxima, lo cual es una buena noticia para el príncipe heredero Mohammed bin Salman. Dado que la economía no está creciendo y el presupuesto estábajo presión, convirtió la salida a bolsa de acciones de Saudi Arabian Oil Co., como se conoce formalmente a Aramco, en el núcleo de su plan Visión 2030 para la vida después del petróleo. Algunos miembros de la familia real esperan una valoración de 2 billones de dólares, lo que les permitiría recaudar 100.000 millones de dólares vendiendo solo el 5%, aunque muchos analistas esperan la mitad.
Abrir la gallina de los huevos de oro nacional a los inversionistas extranjeros por primera vez desde que fue nacionalizada en 1980 es una gran jugada para los líderes tradicionalmente conservadores del reino. Están apostando a que el gasto de miles de millones de dólares para convertirse en una importante empresa de productos químicos atraerá a posibles inversionistas aliviando la dependencia de Aramco -y, por ende, del país- de la producción de crudo.
«Nuestro objetivo es ser una compañía de energía y química de primer nivel para 2030», dijo Abdulaziz Al-Judaimi, vicepresidente primero de Aramco de refino, venta y distribución, en una entrevista en la sede de la compañía en Dhahran, a dos horas en auto hacia el sur de Sadara.
Si todo sale según lo planeado, Sadara producirá varias toneladas de los éteres de glicol, isocianatos y otros productos químicos utilizados en todo, desde pelotas de golf y chicle hasta sillones y jabones. Pero las ambiciones de Aramco, creada cuando los saudíes firmaron su primera concesión petrolera con inversores estadounidenses en 1933, no terminan ahí.
Con Sadara en marcha, Aramco está elaborando planes para otro complejo de 20.000 millones de dólares, en este caso con Saudi Basic Industries, o Sabic, hasta ahora la compañía química dominante en el país.
«Vamos a crecer orgánicamente, pero también vemos oportunidades inorgánicas», dijo Al-Judaimi, sugiriendo un apetito de acuerdos que es raro para una compañía con poca experiencia en fusiones y adquisiciones. «Los productos químicos son un negocio global».
Source: www.economiahoy.mx